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Señor abre mis labios
 

A la luz de una vela, despertamos el día saludando a la virgen María con el Ángelus y obedeciendo a la regla de San Alberto, recibimos el alba meditando la ley del Señor con la lectura orante de la Palabra de Dios. Con el canto de los pájaros nos hacemos Iglesia entonando la salmodia con el rezo de Laudes como antesala a nuestro silencio interior que se prolonga hasta llegar a la Eucaristía, cena que recrea y enamora y posteriormente la hora Tercia.

 
Las mañanas del Carmelo contemplativo están dedicadas a la formación bebiendo de la doctrina mística de Santa Teresa y San Juan de la cruz, combinado esto con los oficios del diario vivir (cocinar, limpiar, lavar…) santificando así la mañana en oblación permanente por la salvación del mundo. 

El cierre de esta jornada se presenta de nuevo ante el SANTÍSIMO con el examen de conciencia, el rezo de Sexta y el acto mariano. 

Dios mío ven en mi auxilio
 

La tarde comienza con la mesa compartida, la recreación y el retiro de celda para no olvidar nuestra vocación de ermitaños.

A la hora nona frente al SANTÍSIMO hacemos memoria de su entrega hasta el extremo y con María y Juan bebemos de las fuentes de la salvación. 

Las horas transcurren en silencio, intimidad y trabajo manual, aunque a veces la campana de la portería anuncia la llegada de alguien que viene buscando refugio de consolación. Cuando los rayos del sol son débiles alabamos y bendecimos al Señor con el rezo del Santo rosario, las vísperas y la oración mental, legado de nuestra Santa Madre Teresa de Jesús. 

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Siete veces al dia

te alabo Se or

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Protégenos mientras dormimos
Nuestra mesa es siempre la memoria de la Eucaristía. Cada que nos sentamos a compartir los alimentos vemos la Providencia de Dios y sentimos el amor de unos con otros alrededor del servicio y la entrega incondicional. Nuevamente recreación y mientras compartimos y nos reímos vamos haciendo camándulas y denarios. 

Nunca estar ociosos. El tiempo siempre se va muy rápido… terminamos la jornada rezando el Oficio de lectura y con la Oración de Completas pedimos perdón, pues el descanso nocturno es la oportunidad para acompañar a Jesús en el sepulcro y a la luz de la misma vela que nos recibió en el amanecer, la Virgen nos despide con la bendición final y el canto de la SALVE.

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