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Cuarenta días para la libertad

Cuando la liturgia de la Iglesia nos invita a caminar por la cuaresma me da la sensación de que me deja como sin agarradero. Me pide que deje de comer, bueno tampoco, pero sí que sea austero en la alimentación. Me vulnera una de mis seguridades y de mis gustos: la comida… la comida rica, sazonada, aliñada y abundante. Me pide que de limosna; es decir me invita a dejar mis seguridades, a salir de mi zona de confort, a dejar de estar en la “seguridad” de mi ego para salir en bien del otro. ¡Muy duro!


Pero, no quedando satisfecha en su propuesta, me pone otra “carga” adicional y es que ore, que ore más. Es como si me quisiera decir que mis fuerzas y mis capacidades son insuficientes y que debo pedir ayuda y no siempre me gusta sentirme necesitado, frágil e impotente.


Viéndolo bien, la Iglesia me pone a caminar durante cuarenta días por el camino de la incertidumbre y no es fácil. Es maluco dejar mis certezas y caer en el vacío de la nada. Pero, viéndolo bien y con cabeza fría, la Iglesia lo que me está queriendo mostrar es el camino de la libertad. Libertad!! Que bien resuena esta palabra en mi corazón. Es una palabra que tiene música, que ella sola canta. Es una palabra que tiene alas y que vuela como el viento.




La cuaresma es una propuesta, no para caminar por la incertidumbre, sino por la senda de las certezas. No camino sin piso. Mi camino es Jesús: camino verdad y vida. Él es mi “certidimbre”. Camino: camino con meta, con fin. Camino seguro hacia fuentes tranquilas y pastos abundantes. Verdad: “la verdad os hará libres” dice san Pablo. Jesús es la verdad. La verdad exorciza la mentira; la mentira que esclaviza y coarta. Vida: la vida nunca está en el placer (comer rico, abundante, sazonado) ni en el tener (mis seguridades no están en mis bienes) tampoco en el poder (mis fuerzas y mis capacidades son insuficientes)


Finalmente, La cuaresma no es caer en el vacío de la nada. es despojarme de todo lo que no es Dios para obtenerlo todo y el Todo al que me refiero es Cristo, vida del cielo. Estos cuarenta días son para llegar a la pascua, a la vida, a la resurrección. A la libertad!!!


Por un hermano contemplativo del Carmelo

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